lunes, 31 de marzo de 2014

José Ortega y Gasset


Ortega nace el 9 de mayo de 1883 en el seno de una familia de la alta burguesía ilustrada madrileña. Cursa estudios en el Colegio de Miraflores de El Palo (Málaga), Universidad de Deusto, y Universidad Central de Madrid. Pero fueron determinantes para su formación los tres viajes a Alemania en 1905, 1907 y 1911, donde estudian el idealismo que será la base de su primer proyecto de regeneración ética y social de España. En 1908 es nombrado catedrático de Psicología, Lógica y Ética de la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, y en 1910 catedrático de Metafísica de la Universidad Central de Madrid.
Especialmente decisivo es el año de 1914, año de la Gran Guerra, que ve como una quiebra de los ideales ilustrados.

En sus escritos de Vieja y Nueva Política, Meditaciones del Quijote y Ensayo de Estética a manera de prólogo expone su programa de una modernidad latina alternativa. En 1916 emprende su primer viaje a la Argentina, de gran importancia en su trayectoria profesional, y para las relaciones culturales con Iberoamérica. En 1921 publica en forma de libro su diagnóstico de la situación de España en el expresivo título de España invertebrada. Y en 1923 ofrece el análisis de su época como El tema de nuestro tiempo, consistente en la necesidad de superar el idealismo y volver a la vida, núcleo de su teoría de la razón vital. Esta es fruto de la nueva sensibilidad que advierte en el siglo XX, ejemplificada en el arte nuevo como La deshumanización del arte (1925). Su ruptura con la Dictadura de Primo de Rivera tiene lugar en 1929 con ocasión de su famoso curso ¿Qué es filosofía?. En 1930 publica La rebelión de las masas que tiene una gran repercusión internacional. Promotor de la Asociación al Servicio de la República, no se adscribe a ningún partido, y tiene que exilarse en 1936, pasando de París a la Argentina (1939-1942), para recalar finalmente en Lisboa. Aquí prepara buena parte de lo que queda. como obra póstuma : el Velázquez, Sobre la razón histórica, el Leibniz, El Hombre y la Gente, Epílogo... Regresa ocasionalmente a España, por la cercanía de su familia y para promover iniciativas con el Instituto de Humanidades, con un "apeadero" en Madrid, donde muere el 18 de octubre de 1955.


FDO. Natalia Maestre Garcia

domingo, 30 de marzo de 2014




MITO DE LA CAVERNA. PLATÓN.






La Alegoría de la caverna o Mito de la caverna, es considerada la más célebre alegoría de la historia de la filosofía junto con la del carro alado. Su importancia se debe tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de la República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. En ella Platón explica su teoría de cómo con conocimiento podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible conocido a través de los sentidos y el mundo inteligible sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón.
Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.
Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio", metáfora que encarna la idea de Bien.
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte.

FDO: Bárbara Gómez Cambrón.

viernes, 28 de marzo de 2014

El misterio de los sueños

 ¿Que son los sueños?

Los sueños son una secuencia de imágenes con sentido, incongruentes en la mente mientras dormimos, con un fuerte componente emocional para la persona que sueña.

 En 1900 Sigmund Freud publicó en 1900 "La interpretación de los sueños", que supuso una revolución porque postulaba que los sueños eran una deformación de nuestros verdaderos deseos y sentimientos. Lo que recordamos es una versión censurada de nuestros deseos inconscientes, que encontraríamos inaceptables y soñar sería una válvula de escape para superar el no realizar nuestros deseos más ocultos. La profesora de filosofía del año pasado, Enrica, nos hablaba de los sueños. Nos decía que eran cosas que nos habíamos propuesto hacer a lo lago de el día  que no nos había dado tiempo a hacerlas.
Durante muchos años, las hipótesis freudianas guiaron la investigación sobre el sueño y su significado, pero, a medida que la ciencia ha avanzado, esta teoría ha sido objeto de numerosas críticas y los investigadores se muestran escépticos ante la capacidad explicativa de la misma. Actualmente son dos hipótesis, las que cuentan con más respaldo:

Hipótesis clínico anatómica del sueño: Los sueños se originan con estímulos externos, recuerdos y cualquier otra estimulación que este recibiendo el cerebro. Entonces, sólo serían pensamientos que resultan peculiares porque no tienen censura, porque durante el sueño, la corteza motora que controla el movimiento y la corteza prefrontal que controla la coordinación de pensamiento, están desactivadas, sin embargo la actividad en el hipotálamo/amígdala está a pleno rendimiento y en esta área se controlan las emociones, por eso nuestros sueños no están exentos de las mismas.

• Hipótesis de activación - síntesis: Esta teoría, formulada por Hobson y McCarley, indica que la actividad neuronal creada por las ondas que se originan en nuestro cerebro durante el sueño, hace que nuestra corteza prefrontal quiera dar una interpretación a toda esta información y aglutina toda la información creando historias sin sentido. Seguramente alguna vez has soñado que estabas cayendo, pues bien, esta teoría da una curiosa explicación para este sueño: el sistema vestibular alerta al cerebro que nuestra postura no es la habitual, y este interpreta la posición como estar volando o cayendo. Aunque precisamente este tipo de afirmaciones, demuestra los puntos débiles de esta teoría ¿por qué no soñamos siempre estar cayendo entonces? Y aunque deja aspectos sin explicar, esta última teoría, es la más aceptada actualmente, para vislumbrar qué ocurre dentro de nuestro cerebro mientras dormimos.

¿Puede influir nuestro equipo de descanso en nuestros sueños?

La respuesta es sí. Un conjunto de situaciones deficientes, puede hacernos que no durmamos con la temperatura adecuada, o que no estemos cómodos, acortando las fases naturales del sueño. Además, si nuestra cama no nos proporciona agradables sensaciones, difícilmente nuestros sueños serán satisfactorios. 

Yo pienso que uno puede tener sueños cuando  pensamos mucho tiempo una cosa porque  el cerebro seguirá realizando este pensamiento incluso cuando dormimos y consecuentemente soñamos con ello. 

Sandra Herrera Cabello

miércoles, 26 de marzo de 2014

Descartes

CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO
Corresponde con la primera pregunta del examen de selectividad.


HISTÓRICO


Los europeos del siglo XVII vivieron una época de crisis: descenso importante de la población, inicio de un período de inestabilidad, estallido de revueltas de campesinos por la introducción de los impuestos reales, caída de la monarquía absoluta en Inglaterra y un período climático (mini glaciación) que arruinó las cosechas durante años y provocó grandes hambrunas entre la población…


Descartes (1596-1649) vivió el desarrollo de la Guerra de los 30 años (1618-1648), derivada de la revolución protestante iniciada por Lutero. España, miembro de la liga católica derrotada en la guerra, pierde el dominio continental siendo sustituido por Francia e Inglaterra. El Renacimiento cambió el modelo social medieval:


-La reforma luterana terminó con la autoridad del Papa, siendo el desencadenante.


-El modelo filosófico y científico basado en la teología y la fe se desmorona ante la revolución científica iniciada en el Renacimiento, lo que contribuyó a la caída del papado como autoridad política y moral en Europa.


-Es el siglo de la manufactura, cambian las relaciones sociales de producción, el obrero no es propietario de la materia prima ni del producto manufacturado.


A un vacío de poder existente tras el emperador Carlos V y la pérdida de autoridad de la Iglesia, se sumaron el conflicto religioso y los nuevos candidatos a ostentar el poder. Por un lado los nobles, papado y las coronas católicas; por otro, las monarquías emergentes del norte, Francia y los príncipes protestantes de Centroeuropa respaldados por la nueva burguesía que reclamaba poder frente a la nobleza. Descartes participó en el bando católico pero pronto abandonó el  ejército y se dedicó a viajar por toda Europa. En Ámsterdam vivió durante muchos años y escribió la mayoría de su obra. Al final de su vida, fue invitado por la corona sueca, falleciendo al poco tiempo debido a una neumonía, según algunos, y envenenado según otros.


CULTURAL


El siglo XVII es clave en la historia de la ciencia, de la filosofía y del arte. Sustitución del modelo teocéntrico del mundo por un modelo antropocéntrico y dominio de la razón sobre la fe. Las causas son:


-La reforma luterana defiende que la salvación no depende del hombre ni de sus obras (exalta sus elementos  negativos), sino de Dios.


-La desdivinización de la sociedad. Dios y la Iglesia dejan de jugar un papel importante. Las nuevas ciudades necesitaban una organización más compleja que la medieval.  Se va configurando una sociedad cada vez más laica y que tiene que sustituir a Dios por la razón.


-El auge y progreso de las ciencias. Redescubrimiento de los antiguos científicos griegos como Pitágoras y nuevos autores como Copérnico, Kepler, Galileo… La ciencia avanza gracias a que consigue desligarse de los viejos planteamientos medievales, a que introduce un método de investigación riguroso y a la facilidad que proporcionaron la imprenta  para la distribución y conocimiento de sus avances y teorías.


Esta desaparición del Dios que antes lo explicaba todo y en el que la humanidad tenía puesta su fe, deja a la sociedad completamente huérfana e incapaz de explicar qué es el mundo y qué hacen en él. El optimismo del Renacentismo se vuelve pesimismo y en arte pasamos al Barroco en cuya literatura tenemos a: Shakespeare, con el mundo como un teatro; Calderón de la Barca, con La  vida  es sueño; y Miguel de Cervantes con El Quijote. Influye en Descartes, haciéndole desconfiar del conocimiento sensible, que es simple apariencia.


FILOSÓFICO


Su obra más importante es el Discurso del método (1637), dividido en 6 partes: la 1ª hace referencia a su formación, en la 2ª al método y su importancia para la ciencia y la filosofía, la 3ª a la moral y tres reglas, la 4ª resumen su metafísica, la 5ª habla de estudiar con el método; física y fisiología y la 6ª precisa cómo usar el método. En Descartes se puede observar el vacío existencial que supone el abandono del pensamiento de la Edad Media y de Dios protector donde el hombre se tendrá que enfrentar al mundo con la única ayuda de su razón. Hay dos conceptos que explican esta orfandad filosófica:


-Verdad: En la Edad Media se entendía como la correspondencia entre lo que había dentro de mi cabeza y la realidad que estaba fuera de ella. Es necesaria la existencia de un Dios que asegure que tanto al crear la mente como al crear el mundo, los haga corresponder perfectamente. Con la desaparición de Dios, la verdad de Descartes y de los modernos pasa a ser el estado subjetivo de certeza; algo es verdad si se manifiesta en mi mente con total claridad y distinción. La verdad ya no depende de Dios sino del individuo.


-Realidad: las sustancias (los seres que existen por sí mismo) existían porque Dios los había creado, independientemente de que alguien lo hubiese observado alguna vez. Si desaparece Dios, los seres solo existen si hay  alguien que  dé fe de su existencia. Las sustancias se convierten en objetos (que necesitan de un sujeto para existir).
Las filosofías que rodean la vida de Descartes las podríamos agrupar del siguiente modo:


-La filosofía escolástica: supone su punto de partida. Descartes fue educado en una escuela de los jesuitas donde se explicaba el pensamiento escolástico puro. Se preocupó por conocer los avances de las ciencias, que habían encontrado el progreso mientras que la filosofía no, y se propuso conseguir que la filosofía se renovara completamente para tratar de imitar su éxito. A este objetivo dedicó buena parte de su obra.


-Los filósofos modernos: junto a Descartes intentaron renovar la filosofía. Los  que adoptaron como modelo a seguir la matemática y la lógica y su método deductivo, se denominaban racionalistas; y los que optaron por la física y su método inductivo, se denominaban empiristas. Para los racionalistas el verdadero conocimiento humano nace en la razón, para nada se necesitan los sentidos más que para confundir el pensamiento. Los empiristas consideraban que nuestro conocimiento verdadero siempre ha de comenzar en la observación directa de la realidad. Nada hay en mi pensamiento que no haya estado antes en mis sentidos. Dos modos de defender la racionalidad. En el siglo XVIII Kant logró un modelo mixto. Descartes representante importante del racionalismo, en buena parte, su filosofía es fruto del diálogo con los empiristas.


María José Hernández Lloret.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Listado de libros filosóficos


Voy a mostrar un listado de los 13 libros filosóficos que me han llamado la atención de los cuales algunos hablare de que tratan:


1º El Poema de Parmenides es una obra en verso épico.

La ciudad de Dios es una obra en 22 libros de Agustín de Hipona que fue escrita durante su vejez y a lo largo de quince años, entre el 412 y el 426. Es una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad Celestial a la Ciudad Pagana. Las numerosas digresiones permiten al autor tratar temas de muy diversa índole.

El Tào Dé Jing es el libro más importante del pensamiento Taoísta y de la filosofía taoísta. El libro, según dice la leyenda, fue escrito alrededor del año 600 a. C. y su autor es Laozi, de quien se dice fuera un archivista de la Corte Imperial durante la dinastía Zhou.

4º Las Analectas recogen una serie de charlas que Confucio (551-479 a.n.e) dio a sus discípulos así como las discusiones que mantuvieron entre ellos. El título original en chino, Lún Yǔ, significa “discusiones sobre las palabras" (de Confucio).
5º Obras de Empédocles. Sobre la Naturaleza y Las purificaciones (S.V. a.C.).

6º Edición de obras de los llamados Sofistas, de sus Testimonios y fragmentos. Esto es, una recopilación de lo poco que nos ha llegado de ellos.

7º Los Recuerdos de Sócrates  de Jenofonte son una serie de relatos tomados de la literatura socrática hoy perdida. Jenofonte tomó notas de las declaraciones de amigos suyos en su juventud. Aunque la obra no sigue un plan orgánico, y, no está bien compuesta, por su sencillez y mentalidad práctica, constituye un presentación precisa de Sócrates tal como aparecía a los ojos del hombre de la calle frente a los diálogos platónicos, en los que el maestro a menudo es sólo portavoz de su gran sucesor.

8º La Apología de Sócrates, es una obra de Platón que da una versión del discurso que Sócrates pronunció como defensa, ante los tribunales atenienses, en el juicio en el que se lo acusó de corromper a la juventud y no creer en los dioses de la polis. Aunque su datación exacta es incierta, el texto, por su temática, pertenece al ciclo platónico de las primeras obras llamadas «socráticas», que Platón escribió en su juventud, e incluso se piensa que es su primera obra.

El banquete o El simposio es un diálogo platónico compuesto hacia 380 a. C. que versa sobre el amor. Esta obra, junto al Fedro (diálogo) conformó la idea de amor platónico.

10º La República es la más conocida e influyente obra de Platón, el compendio de las ideas que conforman su filosofía. Escrita en forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, como discípulos o parientes del propio Sócrates, se estructura en diez libros, si bien la transición entre ellos no corresponde necesariamente con cambios en los temas de discusión. En esta obra, el tema que se discute inicialmente es el de la naturaleza de la justicia. La discusión deriva hacia el tema de cuál sería la mejor filosofía y organización del Estado, de tal forma que éste fuera perfecto, ideal.

11º Libro del ascenso y descenso del entendimiento de Raimundo Lulio.

12º De revolutionibus orbium coelestium "Sobre las revoluciones de las esferas celestes", la obra maestra de Copérnico fue escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532) y fue publicada póstumamente el 1543 por Andreas Osiander.

13º El Novum organum es la obra principal de filósofo británico Francis Bacon, quien concebía la ciencia como técnica, capaz de dar al ser humano el dominio sobre la naturaleza. 


Sandra Herrera Cabello
 

martes, 11 de marzo de 2014


KANT.  
              

BIOGRAFÍA:

Immanuel Kant nació el  22 de abril de 1724 y murió el 12 de febrero de 1804, fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.
Entre sus escritos más destacados se encuentra la Crítica de la razón pura, calificada generalmente como un punto de inflexión en la historia de la filosofía y el inicio de la filosofía contemporánea. En ella, se investiga la estructura misma de la razón. Así mismo, se propone que la metafísica tradicional puede ser reinterpretada a través de la epistemología, ya que podemos encarar problemas metafísicos al entender la fuente y los límites del conocimiento. Sus otras obras principales son la Crítica de la razón práctica, centrada en la ética; la Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la estética y la teleología y La metafísica de las costumbres que indaga en la filosofía del Derecho y del Estado.
Kant adelantó importantes trabajos en los campos de la ciencia, el derecho, la moral, la religión y la historia, inclusive creía haber logrado un compromiso entre el empirismo y el racionalismo. Planteando la primera que todo se adquiere a través de la experiencia mientras que la segunda mantiene que la razón juega un papel importante. Kant argumentaba que la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida serían completamente subjetivos si antes no habían sido subsumidos por la razón pura, y que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevaría inevitablemente a ilusiones teóricas.
El pensamiento kantiano fue muy influyente en la Alemania de su tiempo, llevando la filosofía más allá del debate entre el empirismo y el racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y Schopenhauer se vieron a sí mismos expandiendo y complementando el sistema kantiano de manera que justificaban el idealismo alemán. Hoy en día, Kant continúa teniendo una gran influencia en la filosofía analítica y continental.
Immanuel Kant fue bautizado como Emanuel pero cambió su nombre a Immanuel tras aprender hebreo. Kant mostró gran aplicación en sus investigaciones. A la edad de 46 años, Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente.

FDO: BÁRBARA GÓMEZ CAMBRÓN.

lunes, 10 de marzo de 2014

El tiempo y la eternidad

De la experiencia del tiempo, experiencia dolorosa de un tránsito fugaz que se lleva la vida poco a poco nace la aspiración por la eternidad. Según  Hervé Pasqua, «el tiempo no puede ser concebido sin la eternidad». Existe un presente necesario que, aun no siendo el tiempo, está en el corazón del tiempo; un presente eterno al que hemos de unir continuamente nuestro presente temporal y que «confiere a la banalidad de lo cotidiano la densidad de lo sagrado».
El libro de la vida es el libro supremo que no se puede cerrar o volver a abrir a elección, el pasaje interesante no se puede leer dos veces, pero la hoja fatídica se pasa sola; se quisiera volver a la página en que se ama  y la página de la muerte está ya bajo nuestros dedos.

La huida del tiempo ha sido cantada por todos los poetas. Cuando el filósofo detiene en ella su atención, se asombra ante el paso incesante de todas las cosas. Todo pasa..., y por ello la pregunta se dirige a su existencia, aquí y ahora, ante la inquietud y angustia de la nada, de donde todo viene y a donde todo parece ir. El paso del tiempo engendra la tristeza, porque, con él, la vida se acaba poco a poco; el tiempo nos aparece como una prisión que desemboca en la muerte. Preguntarse por el tiempo es preguntarse por la existencia.

La aceptación del tiempo es una conquista difícil. Estamos naturalmente aterrorizados por la irreversibilidad de nuestro propia duración, por la perspectiva de nuestra personal corrupción futura, por eso nos gustaría detener el curso del tiempo. En otras palabras,no podemos experimentar el tiempo sin aspirar inmediatamente a lo eterno.

Para evitar la ilusión, es necesario partir de datos, es decir, de la experiencia común que todos tenemos del tiempo. Vivimos en el tiempo, y a partir de él nos interrogamos sobre lo eterno.


 El tiempo es lo que divide y disipa la existencia; lo que consiste en su propia fuga; un río que conduce hacia un mar de nada.

 Si el tiempo fuera un mal sueño donde la identidad se disipa; una distracción del alma, como pensaba Plotino, por la que la unidad se dispersa... En cualquier caso tendríamos que explicar esta apariencia, porque lo temporal cambiante acaba aflorando como algo irreductible, no se puede negar el tiempo.

Nuestra idea del tiempo nace de la observación del movimiento. La realidad no es simultánea, no es un conjunto estático que podamos explicar como una combinación de leyes que tuviera su sede en un pensamiento intemporal, porque para aplicar las leyes hay que apelar a la experiencia, que es temporal. 

 La experiencia del tiempo es ambigua; sin la continuidad, el tiempo sería un perpetuo desvanecimiento de la vida que transcurre en él, y sin el transcurso no tendríamos sentido alguno de nuestra duración.

El tiempo existe porque existe el cambio. Aristóteles lo definía como la medida de lo que cambia. ¿Pero el tiempo reside en lo que transcurre -en el movimiento de la cosa que cambia- o en el sujeto que lo mide? En cuanto a su forma de existencia, el tiempo no es una realidad independiente; está ligado por una parte a la inteligencia, dotada de una memoria que numera las etapas de la sucesión, y por otra es inseparable de la existencia del cambio. Kant quiso resolver esta paradoja haciendo del tiempo una forma a priori de la sensibilidad. A sus ojos, el tiempo depende por completo del espíritu, que capta las cosas, necesariamente, según el tiempo. «Se puede concebir un tiempo sin objeto, declara, pero no un objeto sin tiempo». Hegel perseguirá esta integración del tiempo en el espíritu, por medio de la dialéctica. Los tres momentos -tesis, antítesis, síntesis constituyen toda la realidad según un proceso que es la historia del Espíritu aprehendiéndose a través de sus obras. «Todo lo real es racional y todo lo racional es real». Esta fórmula significa que el tiempo no se induce de lo real, sino que es lo que permite deducir, a priori, todo lo que es. El tiempo se confunde con la vida del Espíritu, que es la historia.

Esta espiritualización del tiempo se halla en el origen de todos los excesos idealistas; explica la unidad de la multiplicidad móvil que constituye la sucesión de instantes, suprimiendo la multiplicidad. Y esto no es una explicación.

Si se renuncia a encontrar el fundamento de la unidad temporal fuera del objeto, habrá que investigar el movimiento mismo. Los antiguos lo buscaron en el Agua, la Tierra, el Aire y el Fuego. Más cercano a nosotros, Bergson lo encuentra en la duración: la duración es la esencia misma de lo que es; lo que dura es lo que persiste en el ser; es el ser mismo del cambio, la sustancia de la realidad, la realidad originaria. Pero, para Bergson, la duración es creadora; al identificarla con la existencia encuentra en el tiempo el principio explicativo y único que engendra toda realidad.

El principio del cambio es igualmente cambiante. No se puede negar la sutileza de esta solución, pero por muy seductora que sea, no logra evitar la contradicción: para ligar la sucesión de instantes como un todo continuo, sería necesario un instante único -sin principio ni fin- que durase, que coexistiese con toda la sucesión temporal en un sujeto intemporal exterior a la multiplicidad. Lo que precisamente está excluido de la hipótesis desde el momento en que se afirma que todo lo que existe es cambiante, es decir, temporal.

Por tanto, no se puede encontrar, por el lado del objeto, el fundamento de la unidad temporal; y tampoco por el del sujeto. ¿Qué es entonces aquello que une y hace un todo de lo que el tiempo divide? El que introduce la sucesión en el tiempo no es el sujeto, porque, según esta hipótesis, ¿cómo explicar este antes y este después que constituyen la vida y la muerte? Hay que admitir la realidad extramental de la sucesión y de un principio de unión entre los instantes que no radique ni en el sujeto ni en el objeto. Porque, por una parte, la sucesión existe independientemente del alma y, por otra, depende de la inteligencia, que le numera según el antes o el después. Inmanente y trascendente a la vez, el tiempo no es ni un concepto ni una intuición. Sería más exacto definirlo como un «existente» que comporta una exigencia de trascendencia. Hay que ir más allá del sujeto y del objeto para elevarse desde el plano en el que todo cambia sin ser nunca, al plano de lo que es siempre y no cambia nunca. Reflexionar sobre el tiempo exige considerar la eternidad.El tiempo no puede concebirse sin la eternidad. 


 Hemos dicho que la eternidad es una negación del tiempo, pero no tenemos más experiencia que la del tiempo. De ahí el escepticismo de los que sólo ven en la eternidad una quimera. Sin embargo, sabemos también que la eternidad es necesaria para el tiempo, que no podría ser concebido sin ella. Ni un infinito hacia atrás, ni un infinito hacia adelante; la eternidad está siempre presente en el tiempo. Podemos tener la experiencia de la vida eterna en el seno mismo de la vida temporal, sin tener por qué resignarnos al devenir, que no cesa de desviarnos hacia un pasado o un futuro que nunca nos serán dados definitivamente.


Tiempo y eternidad

La huida del tiempo ha sido cantada por todos los poetas. Cuando el filósofo detiene en ella su atención, se asombra ante el paso incesante de todas las cosas. Todo pasa..., y por ello la pregunta se dirige a su existencia, aquí y ahora, ante la inquietud y angustia de la nada, de donde todo viene y a donde todo parece ir. El paso del tiempo engendra la tristeza, porque, con él, la vida se acaba poco a poco; el tiempo nos aparece como una prisión que desemboca en la muerte. Preguntarse por el tiempo es preguntarse por la existencia.
 La palabra «existente» expresa bien esta síntesis de tiempo y ser de la que estamos hechos. 
La aceptación del tiempo es una conquista difícil. Estamos naturalmente aterrorizados por la irreversibilidad de nuestro propia duración, por la perspectiva de nuestra personal corrupción futura,por eso nos gustaría detener el curso del tiempo. En otras palabras, no podemos experimentar el tiempo sin aspirar inmediatamente a lo eterno. Para evitar la ilusión, es necesario partir de datos, es decir, de la experiencia común que todos tenemos del tiempo. Vivimos en el tiempo, y a partir de él nos interrogamos sobre lo eterno.

"Pienso, luego existo" Descartes

 En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se encuentra al final de la primera, viéndose obligado a dudar de todo, Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo", ha de ser cierta, al menos mientras está pensando: "De modo que luego de haberlo pensado y haber examinado cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir, y tener por seguro, que esta proposición: pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la pronuncio o la concibo en mi espíritu". Esa proposición supera todos los motivos de duda: incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que siempre me equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me equivoque, exista. Esta proposición, "pienso, existo" se presenta con total claridad y distinción, de modo que resiste todos los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las características que debe reunir toda proposición para ser considerada verdadera.
Dibujo de una sección del cerebros, de una obra de Descartes

Se ha discutido en numerosas ocasiones si Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento. De hecho, en el Discurso del método la proposición que él mismo formula, "pienso, luego existo" da lugar a pensar que Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento, observación que ya fue realizada por Gassendi y que el mismo Descartes se encargó de refutar. No obstante, la expresión que utiliza posteriormente en las meditaciones, "pienso, existo", y la exposición detallada del momento en que formula esa proposición parece dejar claro que se trata de una intuición, de la intuición de la primera evidencia, de la primera verdad que se presenta con certeza y que supera todos los motivos posibles de duda. Esa primera verdad aparece súbitamente mientras Descartes está recordando la meditación anterior y repasando los motivos que tenía para dudar de todas las cosas; de un modo inmediato, pues, percibe con claridad que para pensar tiene que existir, y que la proposición que expresa esa "intuición" ha de ser necesariamente verdadera.

Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir sobre ella el edificio del saber y, al modo en que operan los matemáticos, por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias que se siguen de ella.

Cristina Murillo Montero

miércoles, 5 de marzo de 2014

La justicia

La justicia es un término polémico y polisémico
Hablar del concepto de justicia en frío, desde la apacible
tranquilidad de las bibliotecas, pudiera tal vez hacernos olvidar hasta
qué punto una inmensa cantidad de seres humanos de todas las
épocas y lugares se han jugado la vida gritando «¡justicia!» como
expresión básica de protesta ante una experiencia de maltrato por
parte de otros seres humanos. Ahora bien, esto no
significa, en modo alguno, que todos los humanos de todas las épocas
y lugares estemos coincidiendo en entender esa experiencia básica de
la misma manera, dado que la experiencia es siempre interpretada,
reflexionada y expresada con ayuda de las palabras, las creencias y
las estructuras mentales que posee cada grupo cultural, y dentro de
cada grupo, a su vez, cada persona dispone de mayores o menores
recursos culturales para interpretar su situación según sea
su edad, su grado de inteligencia, su nivel de conocimientos, su
posición social, y su mayor o menor afición a reflexionar.
Una misma situación, como por ejemplo la muerte de un niño por
inanición en un país pobre, no es vivida, ni pensada, ni expresada del
mismo modo, pongamos por caso, por su madre indígena, por una monja católica europea, por una periodista nórdica agnóstica, por una representante de la ONU de origen japonés, por una guerrillero indígena, por una potencia occidental, etc.
Hay más bien una pluralidad de interpretaciones tentativas, en gran parte excluyentes entre sí, que coexisten casi siempre en pugna por el
predominio sobre las demás, y al mismo tiempo transformándose
mutuamente. Pero hay también un patrimonio acumula
- no extranjeros -do de conceptos, de principios morales y de argumentaciones serias, que permiten analizar y comprender los sucesos humanos -como el del ejemplo anterior- desde una perspectiva más crítica, global y completa que la que podría adoptarse desde otros puntos de vista ajenos a la filosofía moral. Ahora bien, nuestra disciplina tampoco ha sido siempre un modelo de coherencia ni de autocrítica. Hablando de justicia, no estará de más recordar que la esclavitud, o la discriminación por razón de sexo, o de raza, o de condición social, etc., han sido instituciones toleradas y justificadas -si bien con argumentos que hoy sabemos que no resisten un mínimo análisis serio- por la mayor parte de los filósofos hasta muy entrada la modernidad, y que ello no era obstáculo para construir bellas reflexiones sobre la justicia, en las que un lenguaje impersonal y universalista expresaba en realidad contenidos que sólo pretendían ser aplicados a un pequeño colectivo de varones acomodados, etc-

* Breve historia del concepto ético de justicia 
Ante todo hemos de distinguir entre los usos más habituales del término:
- La justicia en sentido ético, relacionada con las creencias morales,
en donde aparece tanto como: 

     - una cualidad moral que puede ser referida a distintos sujetos , como también una capacidad humana para juzgar en cada momento lo que es justo y lo que no, como también alguna teoría ético-política .
- La justicia en sentido jurídico.
- La justicia en sentido institucional. 




«Del mismo modo que lo injusto implica desigualdad, así también lo justo implica igualdad»

«...pero la palabra (logos) es para manifestar lo conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto, y es exclusivo del hombre, frente a los demás animales, el tener, él sólo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, etc., y la comunidad de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad»

«La justicia es una virtud por la cual cada uno recibe lo suyo y según lo
indica la ley. Injusticia, en cambio, es aquello por lo cual uno recibe un bien ajeno y no de acuerdo con la ley»


* La justicia en sentido ético-político: ¿en qué consiste una sociedad-justa? 
SOCIEDAD-JUSTA/CUAL   JUSTICIA/CONCEPTOS
A lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, el mundo ha cambiado más
profundamente que en cientos de siglos anteriores, y en cuestiones de
reflexión ética este cambio no podía ser menor que en otros ámbitos
científicos y técnicos. Quizá el giro más revolucionario en los estudios
sociales haya sido el abandono de la creencia en que el orden
socio-económico-político es algo dado, «natural» y fijo. La evidencia
de los cambios sociales ha sido tan intensa, la comunicación entre los
pueblos tan facilitada, y algunas aportaciones de filósofos como Marx
han sido tan valiosas, que progresivamente se ha mostrado
insostenible la pretensión de que una forma de vida particular sea la
«humana» por antonomasia.
Lo difícil es responder a la pregunta por
la justicia del sistema mismo, dado que en este caso ya no podemos
recurrir a criterios internos al propio sistema dado, sino que hemos de
buscar un marco de reflexión más amplio, que aquí consideramos que
no es otro que el de la filosofía moral o ética, auxiliada por la
experiencia histórica de los pueblos y la reflexión cuidadosa sobre la
misma; los trabajos más serios en este campo intentan comparar
distintos sistemas éticos y evaluar sus respectivos méritos e
insuficiencias. Así, pues, la reflexión ética sobre la justicia termina
coincidiendo con el problema central de la filosofía política: a partir de
la pregunta: «¿en qué consiste la justicia?», llegamos con toda
forzosidad a la pregunta: «¿en qué consiste una sociedad justa?».


Toda persona tiene igual derecho a un esquema plenamente adecuado
de libertades básicas iguales, que sea compatible con un esquema similar de libertades para todos; y en este esquema, las libertades políticas iguales, y sólo ellas, han de tener garantizado su valor equitativo. 


Las desigualdades económicas y sociales han de satisfacer dos
condiciones: primera, deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a todos en condiciones de una equitativa igualdad de oportunidades; y segunda, deben procurar el máximo beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad.



"Los hombres y las mujeres son iguales entre sí cuando ninguno de ellos posee o controla los medios de dominación. Pero los medios de dominación están dispuestos de manera distinta en sociedades distintas. El nacimiento y la sangre, la tenencia de tierras, el capital, la educación, la gracia divina, el poder del Estado, todo esto ha servido en una u otra época como medio de dominación de unas personas sobre otras."

NATALIA MAESTRE GARCIA 

Descartes


RELACIÓN CON OTROS AUTORES Y ACTUALIDAD

Corresponde con la tercera pregunta del examen de selectividad.  

RELACIÓN CON LOS EMPIRISTAS.
Los filósofos modernos, entre los que están Descartes y los demás racionalistas, y los empiristas como Locke o Hume, defienden la racionalidad pero por caminos distintos. Descartes y los racionalistas siguen el camino de las matemáticas y la lógica, usando el método deductivo y rechazando todo conocimiento sensible. El verdadero conocimiento se obtiene por dos vías: las ideas innatas, que ya poseemos cuando nacemos; y la intuición intelectual (claridad y distinción de la 1ª regla de Descartes).
Los empiristas siguen el camino de la física y para ellos estas dos formas de conocer la verdad no existen. La única vía de conocimiento es la experiencia sensible, a través de la experimentación empírica. De entre ellos:
  • Locke, (moderado) no radicalizó su posición con respecto a la "sustancia" y terminó aceptando que por los datos recibidos en las sensaciones sensibles puede deducirse que ha de existir la realidad exterior (en Descartes res extensa); y de la existencia de la realidad exterior se puede deducir que ha de existir Dios (res infinita) como la causa de su existencia, Así, igual que Descartes, tiene que aceptar la existencia del Yo como la evidencia inmediata de su propia existencia (res cogitans). Para llegar a este pensamiento utiliza el principio de causalidad, causa-efecto.
  • Hume, radical, desmonta las tres sustancias de Descartes:
a) Res cogitans: existencia del YO. "Pienso luego existo". Según Hume el YO es un mismo sujeto, imaginado en nuestra mente, para todas las sensaciones continuas. No puede demostrarse su existencia empírica, por lo tanto no existe.
b) Res extensa: basado en la creencia en el principio de causalidad, si se da un efecto, debe haber una causa. Pero según Hume, nada hay en mis sentidos que me lleve a conocer ese principio. Causa y efecto  son impresiones con 3 rasgos: contigüidad en el tiempo, constancia y anterioridad de la causa sobre el efecto. Aunque se cumpla, no podemos deducir que exista un nexo causal entre ambas. Así si este principio es falso, no se puede deducir de un supuesto efecto (mis sensaciones) la existencia de su causa (la realidad exterior).
c) Res infinita: Dios no es demostrable mediante los sentidos, además se basaba en el principio de causalidad, siendo la causa de todo lo demás, que al ser falso demuestra su inexistencia.

ACTUALIDAD

A nivel general Descartes es un autor que se lanza a explicar el mundo con solo la ayuda de la razón. Tal y como cita Amalia Valcárcel en su artículo periodístico Descartes: poner el mundo en pie. Reconoce la importancia de la filosofía en la educación y a la figura de Descartes como clave para entender la libertad y autonomía vital a la que aspiramos como humanos.
Defendía que solo una razón independiente de la religión puede llegar a la verdad. Se convierte así en una referencia básica del proceso de laicización. Actualmente muy extendido.

A nivel más concreto, era considerado un renacentista capaz de realizar aportaciones en muchas ciencias:

a) Geometría Analítica y coordenadas cartesianas: suponen un gran avance para las matemáticas y la física. Están presentes en la educación actual y en la informática, que utiliza un código binario (0 y 1).

b) Física y medicina: el análisis de la res extensa en Descartes lleva a una visión mecanicista del  mundo físico; todo es una gran máquina cuyas piezas están interconectadas y si falla una, el mecanismo fallará. Es la base de nuestra visión actual de la realidad y también tuvo gran importancia en la medicina.

c) La verdad y el Genio Maligno: la sospecha de que la realidad en la que creemos no sea tal, sino una ilusión de los sentidos, ha sido tomada por varias producciones cinematográficas. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, los engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone.


María José Hernández Lloret.