miércoles, 28 de mayo de 2014

Los filósofos de la escuela jónica.

La filosofía jónica floreció en las colonias griegas de la cosa turca en el siglo VI a. C. Sus 
principales representantes son Tales, Anaximandro, Anaxímenes y Heráclito de Éfeso. Su 
rasgo más común es su visión naturalista, materialista de la realidad. Matemáticos, 
ingenieros, astrónomos, su método de investigación es fiel a los sentidos, a la comprobación 
experimental, tiene un carácter empírico. 

El objetivo principal de la investigación de los filósofos jonios era el arjé, naturaleza o physis 
(por eso a los filósofos jonios se les denomina físicos). El arjé es el principio o esencia 
última de todas las cosas. Naturaleza y physis son sinónimos de arjé. Puede definirse del 
siguiente modo: 

1-  La naturaleza como totalidad, el conjunto de los seres que pueblan el universo (y 
no son obra del hombre). La totalidad de los seres está sometida a una ley que rige el 
aparecer y desaparecer de las cosas. Esa ley, logos, razón es el fundamento del 
orden en el universo. Y en el caso de los físicos jonios es un elemento material. Por 
ejemplo, el fuego en Heráclito. 

2-  Physis, primer principio: el término physis viene del verbo griego en infinitivo fiei que 
significa nacer, crecer, desarrollarse, salir hacia fuera, es decir, indica una fuerza 
interna que impulsa a crecer y desarrollarse. Los físicos o filósofos jonios buscan esa 
fuerza que tiene la naturaleza de las cosas y del Universo que las hace nacer, 
desarrollarse y morir. 

3-  Principio temporal: realidad situada en el principio de los tiempos, a partir de la cual 
se generó todo lo existente. 

4-  La naturaleza como esencia, constitutivo último de lo real, lo que permanece por 
debajo de las apariencias y determina el ser propio de cada ente, sus 
características y sus procesos: Por ejemplo, si los principios son los cuatro 
elementos como dirá Empédocles el ser de un objeto estará determinado por la 
proporción de estos elementos en su composición: así, el objeto A será distinto del 
objeto B si en A predomina el fuego y en B la tierra. 

En la búsqueda del arjé los primeros filósofos aplicaron la razón y dejaron de lado la actitud 
mítica. Y lo que "razonablemente" salta a la vista en primer lugar es que la realidad, el ser, no 
puede proceder de la nada, el no-ser. Debe existir, por tanto, "el primer principio de todos 
los seres que es aquello de donde proceden al llegar a ser y a lo que vuelven cuando al fin se 
corrompen". 

La aparición de la moneda debió inspirar a los físicos jonios pues su primer principio es 
análogo a la misma. Esto es, se buscaba un elemento por el que pudieran cambiarse todos los 
demás, que fuera el orden, la medida de todas las cosas. Creyeron que este elemento era uno 
y material. Por ello, los filósofos de la escuela de Mileto son considerados monistas, es decir, 
creyeron que el arjé consistía en un solo elemento. 


a) Tales de Mileto 


Considerado uno de los siete sabios. Hombre de negocios, matemático, astrónomo, ingeniero. 
Predijo un eclipse de sol. 
Tales afirmaba que el primer principio es el agua. Las razones materiales que pudieron llevar 
a Tales a pensar que el arjé es el agua son las siguientes: 


1. Todo lo que está vivo en la naturaleza está también húmedo. Por ejemplo: las plantas, 
los alimentos, la sangre...

2. Tales se había formado en Egipto y Mesopotamia, zonas donde el desbordamiento 
de los ríos era la fuente de la vida en la región. 

3. La Tierra está en reposo porque se apoya sobre el agua.

Tales explicó el modo en que todas las cosas surgen a partir del agua mediante procesos 
físicos y no mediante la intervención de los dioses. Dijo Tales que todo surge a partir de la 
evaporación o la condensación del agua. Así, la tierra es agua fuertemente condensada 
mientras que el aire surge de la evaporación del agua. 

b) Anaximandro de Mileto

Según Anaximandro, el arjé es el apeiron, lo indefinido, lo indeterminado. Anaximandro 
sostuvo que era imposible que uno de los cuatro elementos, Agua, Aire, Tierra o Fuego, fuese 
el primer principio del Universo, porque en este caso la supremacía de este elemento habría 
determinado la desaparición de los demás. Nuestra experiencia nos dice que todo lo 
determinado (frío, calor, vida...) termina por perecer. El origen de todo, por tanto, no puede ser 
algo determinado, sino indeterminado. El apeiron es inmortal e indestructible.

También es interesante la opinión cosmológica de Anaximandro acerca de la posición de la 
tierra en el universo. Según este autor la tierra es una gran columna cilíndrica, baja y ancha 
(una especie de tarta), suspendida en el aire en el centro del Universo. No se cae por ningún 
lado porque, al encontrase exactamente en el centro, no tendría ningún motivo para elegir 
una dirección u otra. 

c) Anaxímenes de Mileto 

Para Anaxímenes existe una semejanza entre el Aire-Cósmico, el arjé que es origen de todos 
los seres, y el Alma-Aliento que anima a los seres vivos. El aire, por tanto, es el principio de lo 
Vivo, de lo que cambia.

d) Heráclito de Éfeso 

De familia noble, rechazó la invitación de Darío para ser Rey de Éfeso. Es un misántropo por 
cuyos breves y enigmáticos pensamientos fue apodado el Oscuro. 

1. Afirmó radicalmente que todo cambia y nada permanece; el universo es un continuo 
devenir en el que nada es idéntico consigo mismo porque todo está sometido a 
continuas transformaciones.

2. El principio del universo más afín a esta movilidad constante es el fuego, eterno, 
encendiéndose o apagándose según cierto orden y medida: 

3. Tanto las cosas individuales como el universo entero salen del fuego y vuelven a él, 
perecen en fuego, en una especie de conflagración universal, para luego volver a 
renacer. Apunta así la idea de ciclo cósmico, una versión del mito griego del Eterno 
Retorno, que reaparecerá en Platón y los estoicos. 

4. La ley que rige el universo es la lucha de contrarios. Todas las cosas surgen de la 
contradicción, de la discordia, de la guerra. Pero en sus extremos los contrarios se 
funden en una sola cosa. 

5. Pero la contradicción engendra armonía. La armonía que caracteriza al universo no es una armonía estática, sino dinámica: un "equilibrio dinámico de tensiones entre contrarios", una armonía tensa, como en el arco o la lira (Fr. 51), aunque difícil de comprender para los hombres. De este modo anticipó con acierto lo que será conocido 
después como pensamiento dialéctico. 

6. El cambio, el devenir, no sucede de modo caótico o irracional, sino de acuerdo con un 
cierto orden. En el universo hay una ley única, una razón oculta, un lógos que todo lo 
orienta y unifica. Heráclito afirma que esa razón universal está también en el hombre, y 
constituye su propia razón. Por eso el orden de lo real es compatible con el orden de 
la razón. Tanto la mente humana como la realidad están regidos por las mismas leyes. 
El problema es que la mayoría de los hombres parecen no querer atender a ese logos, 
viven distraídos y "sonámbulos".






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