miércoles, 28 de mayo de 2014

Filosofos pluralistas.

Estos filósofos tratan de reconciliar los dos posturas antagónicas en lo que se refiere al cambio
y al movimiento que hemos visto anteriormente:

1. Por un lado, Parménides, para quien el ser es igual a sí mismo y el movimiento es
imposible.

2. Por otro lado, los jonios, liderados por Heráclito, para quien la realidad es cambio
perpetuo, contradicción permanente.

Estos filósofos se enfrentaban al problema de que si seguimos la vía de la verdad, de la
ciencia, había que renunciar al mundo tal y como lo conocemos (por culpa de Parménides)
mientras que si aceptábamos el testimonio de los sentidos tal cual (Heráclito) nos veíamos
embarcados en una realidad donde aplicar la razón es imposible debido al cambio perpetuo.

* Empédocles de Agrigento 

Nació en Agrigento, una bella ciudad de Sicilia, donde debió conocer el pitagorismo, la doctrina
de Heráclito y la de Parménides. Lo consideraban mago y profeta: "Empédocles mismo afirma
haber sido ya pájaro, arbusto, pez, muchacho y muchacha". Fue un médico famoso e
intervino activamente en favor de la democracia. Descubrió el aire. Su muerte está rodeada de
leyenda: según algunos discípulos suyos, fue arrebatado al cielo y convertido en dios; otra
leyenda asegura que se arrojó al Etna para purificarse por el fuego y penetrar en el seno de la

Tierra.

Coincide con Parménides en describir la realidad como una esfera.

* Anaxágoras de Clazomene

Nació en Clazomene, Jonia. Marchó a Atenas, y fue uno de los primeros filósofos que se
establecieron allí. Tuvo la amistad de Pericles, que se convirtió en uno de sus discípulos.
Hasta el propio Sócrates escuchó sus lecciones, aunque algunas le decepcionaron. Tuvo que
abandonar Atenas forzado por los enemigos de Pericles, y volvió a Lámpsaco (Jonia), donde
murió. Sólo le preocupó el pensamiento y la teoría, y vivió ajeno a cualquier tipo de actividad
política. Como meta en su vida, no tuvo otra que "vivir para contemplar el sol, la luna y el
cielo".

Sostiene, al igual que Parménides, que todo existe desde siempre y nada nuevo puede
originarse, aunque sí puede producirse la mezcla y separación de los primeros principios. A los
"primeros principios" Anaxágoras los denomina "semillas" (spérmata). De todas las sustancias
que conocemos existen desde siempre esas partículas diminutas, acumuladas las de una
misma clase en cada objeto natural -homeomerías en el caso del hombre-. Sin embargo, en
cada cosa hay semillas de todas las demás y "todo participa de todo". Así se explica, por
ejemplo, el fenómeno de la nutrición: al hombre le alimentan las homeomeorías presentes en

los vegetales, en el resto de animales, etc.

*Demócrito de Abdera

Nació y vivió en Abdera. Poco sabemos de su vida, dedicada fundamentalmente al estudio y la
reflexión. Demócrito escribió unos 52 libros sobre Física, Matemáticas y Música pero todos se
perdieron.

Al igual que Empédocles y Anaxágoras acepta las propiedades que Parménides atribuye al
ser pero, al mismo tiempo, aspira a explicar el mundo que percibimos mediante los sentidos.

Para ello, Demócrito propone la hipótesis de que el universo está formado por infinitas
partículas indivisibles a las que llama átomos. Los átomos son partículas eternas, compactas e
inmutables, es decir, que cada átomo cumple con las propiedades del ser de Parménides. Los

átomos no están quietos sino que están moviéndose en el vacío, una forma especial del no-ser que no admitieron ni Empédocles ni Anaxágoras. Este movimiento no tiene un principio sino
que ocurre desde toda la eternidad; de este modo no es necesario suponer ningún primer
principio del movimiento como el nous de Anaxágoras o la pareja Amor-Odio de Empédocles.

Debido a su movimiento espontáneo y azaroso los átomos terminan por chocar pudiendo
unirse o rebotar y separarse. Esta mezcla y disgregación de átomos es la que produce la
pluralidad y el cambio en el Universo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario