miércoles, 28 de mayo de 2014

Ética: La Virtud.

El conocimiento, sirviéndose de la dialéctica y del amor, es el camino hacia las Ideas. Pero por sí solo no basta: necesita, además, la virtud, la única que puede enseñarle el camino hacia el Bien y la Justicia. Por otra parte, ningún ser humano aislado tiene capacidad para ser bueno o sabio. Para ello necesita a toda la comunidad política, al Estado. En la práctica, esto significa que sólo la virtud y el Estado hacen posible el acceso a las Ideas, aunque sean las Ideas el fundamento último de la virtud y del Estado. Esta especie de círculo conceptual culmina la filosofía platónica, que tiene una clara intención ética y política, como dijimos. Tres perspectivas sobre la virtud en Platón (que no son excluyentes entre sí): 

1. Virtud como sabiduría: Es el concepto socrático, que Platón nunca llegó a abandonar por completo. 
Pero quien adquiere esta virtud alcanza, según Platón, un "saber" de orden superior: se trata del conocimiento de las Ideas de Bien, Justicia, Valor, Piedad y Belleza, que representan la cumbre del alma humana. De esta manera intenta Platón superar el relativismo en relación con la virtud que sostenían los sofistas. Estaba convencido de que existe lo Justo-en-sí, y que no depende de culturas ni tradiciones o sociedades. Además, intentó unificar todas las virtudes en la Idea del Bien. 

2. Virtud como purificación: Tanto en el Fedro como en el Fedón, el hombre virtuoso es aquel que purifica su alma de las pasiones y prescinde cada vez más del cuerpo para poder acceder mejor al 
Mundo de las Ideas. Es un concepto de virtud cargado de resonancias pitagóricas. Pero en el Filebo(donde se discute si en la ética es más importante el saber o el placer) Platón admitirá que la vida buena y virtuosa es una vida mixta en la que hay que saber aceptar el placer con moderación. 

3. Virtud como armonía: En la República Platón define la justicia -virtud fundamental- como armonía. 
En efecto, consiste en "el acuerdo de las tres partes del alma, exactamente como los tres términos de una armonía: el de la cuerda grave, el de la alta y el de la media (443d). La armonía surge en el alma cuando "cada parte hace lo que le es propio" (441e), de tal manera que "dominen o sean dominadas entre sí conforme a naturaleza" (444d). Lo cual significa que la parte racional (siendo prudente) debe guiar a la parte agresiva (que deberá ser valerosa), y ambas dominar a la apetitiva (que será, así, moderada). El que lo consiga será armonioso y justo. Por eso la virtud es la "salud, belleza y bienestar del alma" (444e), y la justicia es la armonía del ser humano. Tenemos aquí, formulada por primera vez, la división de la virtud en cuatro categorías fundamentales: prudencia, fortaleza y templanza (correspondientes a las tres partes del alma), y justicia (como la armonía que resulta así en el alma virtuosa). 

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