miércoles, 28 de mayo de 2014

Cosmologia.

De la cosmología sólo se ocupó Platón al final de su vida, en el Timeo. Del Cosmos (el mundo de las cosas)
dice Platón que tuvo que nacer, porque es visible, tangible y tiene cuerpo. Un artífice divino, el Demiurgo
(significa "artesano", en griego) fue la causa activa e inteligente que lo formó (inspirado quizás en el Nous de
Anaxágoras). El Demiurgo se limitó a ordenar la materia en el espacio, siguiendo el modelo de las Ideas
eternas. Según Platón, el Demiurgo quiso que todas las cosas fueran buenas, e hizo el mundo más bello y
mejor posible, actuando conforme a un fin, un plan que explica por qué el mundo es así y no de otra manera.

Platón se opone en esto a las explicaciones mecanicistas de los presocráticos y adopta una explicación
teleológica.

El cosmos que el Demiurgo creó es un gigantesco ser vivo, divino, que envuelve y encierra a todos los
seres vivos visibles. Dado que es un ser vivo, el Cosmos posee un alma -formada por el Demiurgo- que da
movimiento a todo, y que se identifica con el cielo. El cosmos tiene una figura perfecta: es esférico; tiene a la
tierra en el centro; alrededor están las esferas de los planetas, y todo rodeado por la esfera de las estrellas
fijas, a las que Platón -recogiendo ideas de una religión astral- considera como "dioses". Todo, en conjunto,
responde a proporciones numéricas y armonías musicales.

Platón hace una reinterpretación matemática de la teoría de los cuatro elementos de Empédocles. Al fuego
le corresponde un tetraedro; a la tierra, el cubo; el octaedro equivale al aire; y el icosaedro al agua. En el
Timeo puede advertirse una fuerte influencia pitagórica pues Platón considera que el Demiurgo ha creado el
cosmos siguiendo una armonía matemática. Esta creencia platónica de que tras las apariencias en la
naturaleza se esconden leyes matemáticas será muy influyente en la revolución científica del s. XVI.

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