CAPÍTULO 1.
Vuelve a ser lunes y sigue en el sofá sin querer escuchar a nadie. Ahora mismo no sé qué hago trabajando aquí, para alguien que ni me escucha. Bueno... sí lo sé, necesito el dinero, no puedo permitirme abandonar la carrera. Resulta un poco insoportable escucharlo tararear a todas horas, pero ya me voy acostumbrando, esto cada vez se hace menos pesado.
Recuerdo el día que vi el anuncio en el periódico: Se busca limpiadora para domicilio particular en Alcalá de Guadaíra, Sevilla. Jornada de tarde. Horario y precio razonables. Tlf: ----------. Preguntar por Evaristo. Una de las razones por las que tomé la decisión de llamar fue que está a 20 min de Sevilla y además estaba desesperada porque me habían denegado la beca para la universidad el segundo año. Normal, me habían quedado la mitad de las asignaturas gracias a mi irresponsabilidad. Mis padres me dieron la oportunidad de estudiar y tener un buen futuro y yo la desaproveché por un tío que no me convenía para nada. Suspender me abrió los ojos y lo dejé. Comencé a estudiar en serio el segundo año todas las que me habían quedado, pero ya no contaba ni con la beca ni con la ayuda de mis padres. Estuve todo el curso tirando de mis ahorros y no podía seguir así.
Me cogió el teléfono un hombre de voz grave y acento madrileño y sin darme explicaciones me citó en la cafetería La Dolce Vita a las cinco de la tarde. Llegué y había un hombre de unos 35 años en la esquina mirando pensativo a la ventana tarareando La lluvia, de María Villalón. No sé porqué pero supuse que era él. Tomamos café y conversamos sobre las condiciones del trabajo. El horario me venía bastante bien, de lunes a viernes y de cinco a ocho de la tarde. El sueldo no era muy alto pero sí lo mejor que me habían ofrecido por el momento. La primera impresión no fue muy buena, parecía un hombre desaliñado y distraído.
El primer día fue el peor de todos. Tenía la casa patas arriba: sobras de comida basura por todas partes, ropa sucia, por los cristales no penetraba la luz del sol, el ambiente estaba cargado de humo de tabaco y para colmo ¡tenía una serpiente en la cama! Al día siguiente me pensé dos veces el volver. Lo hice porque ya había firmado el contrato y no tenía otro remedio. Y así hasta hoy, un año después, pero ya estoy curada de espantos.
Aún así me sigue molestando que los lunes cuando llego no me dirija la palabra después de estar sin mi todo el fin de semana. Creo que si dejara de trabajar aquí le resultaría indiferente. Los martes milagrosamente cruza algunas palabras conmigo sacando su lado más amable. Me gustan esos días en los que debatimos sobre temas filosóficos, por algo estoy estudiando filosofía. También me ayuda con las dudas que me surgen.
Y mientras yo estaba sumergida en estos pensamientos él se había levantado a por su libreta de anotaciones para llevarla consigo al retrete. Con la puerta entreabierta me saludó desde allí. Este hombre tenía unas cosas muy raras; por ejemplo, una vez mientras trabajaba de repartidor de pizzas me quiso regalar la moto de la empresa porque le dije que no tenía transporte para venir a trabajar. Otra vez cuando trabajaba pintando fachadas vino diciendo que había hecho un fresco y lo despidieron. No duraba más de dos semanas en el mismo trabajo. El récord lo batió en el último, de camarero, cuando llevaba dos horas se le ocurrió enseñarles ciencia a unos niños echando en una botella bicarbonato sódico y vinagre. Lo removió bien y fue tal la reacción del experimento que empapó al jefe de la cafetería.
Aún así me sigue molestando que los lunes cuando llego no me dirija la palabra después de estar sin mi todo el fin de semana. Creo que si dejara de trabajar aquí le resultaría indiferente. Los martes milagrosamente cruza algunas palabras conmigo sacando su lado más amable. Me gustan esos días en los que debatimos sobre temas filosóficos, por algo estoy estudiando filosofía. También me ayuda con las dudas que me surgen.
Y mientras yo estaba sumergida en estos pensamientos él se había levantado a por su libreta de anotaciones para llevarla consigo al retrete. Con la puerta entreabierta me saludó desde allí. Este hombre tenía unas cosas muy raras; por ejemplo, una vez mientras trabajaba de repartidor de pizzas me quiso regalar la moto de la empresa porque le dije que no tenía transporte para venir a trabajar. Otra vez cuando trabajaba pintando fachadas vino diciendo que había hecho un fresco y lo despidieron. No duraba más de dos semanas en el mismo trabajo. El récord lo batió en el último, de camarero, cuando llevaba dos horas se le ocurrió enseñarles ciencia a unos niños echando en una botella bicarbonato sódico y vinagre. Lo removió bien y fue tal la reacción del experimento que empapó al jefe de la cafetería.
Para sus 36 años es la persona con menos estabilidad que he conocido. Nunca me habla de cómo fue su vida antes de conocerme. Quizás sea escritor, porque cuando no está escribiendo, está leyendo. Si estaba haciendo algo, lo dejaba para anotar lo que se le hubiera pasado por la cabeza. Alguna vez le he preguntado sobre lo que estaba escribiendo, pero se ha negado rotundamente a contestarme, como si ocultara algo.
Terminé mi jornada y volví conduciendo a casa, preocupada por aquel hombre que no tenía ni idea de labores domésticas y que iba a dejarme de nuevo la cocina hecha un adefesio.
Terminé mi jornada y volví conduciendo a casa, preocupada por aquel hombre que no tenía ni idea de labores domésticas y que iba a dejarme de nuevo la cocina hecha un adefesio.
* Nota de autoras: Ya conocéis el aprecio de Evaristo por la música, así que hemos decidido colaborar con el blog de música de una amiga que nos ayudará a ampliar la información sobre las canciones que vayan apareciendo a lo largo de la historia. Aquí os dejamos el enlace. http://cajademusica5.blogspot.com.es/
Sandra Herrera Cabello.
María José Hernández Lloret.
Con la colaboración de Ana Fernandez.
Aquí teneis el primer capítulo Esperamos que os guste y dejeis vuestros comentarios. Gracias :)
ResponderEliminarEsta bastante bien!! Me gusta mucho jiji enhorabuena, os lo currais demasiado!!
ResponderEliminarMuchas gracias! Quién de las 3 ha dejado el comentario? jaja :)
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