Sócrates de Atenas fue un filósofo clásico ateniense que lo consideraban como uno de los más grandes, tanto en una filosofía como en otra. Fue maestro de Platón, el que tuvo como discipulo a Aristoteles, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.
Descripción.
Sócrates nació en Atenas el año 470 a. C. y murió en el 399 a. C. Hijo de un escultor y una comadrona, recibió una educación tradicional: literatura, música y gimnasia. Más tarde se familiarizó con la dialéctica y la retórica de los sofistas. Al principio, Sócrates siguió el trabajo de su padre; realizó un conjunto de estatuas de las tres Gracias, que estuvieron en la entrada de la Acrópolis hasta el siglo II a. C. Durante la guerra del Peloponeso contra Esparta.
Era de pequeña estatura, vientre prominente, ojos saltones y nariz exageradamente respingona. Su figura era motivo de chanza. Platón consideraba digno de ser rememorado el día en que le lavó los pies y le puso sandalias, y Antifón, el sofista, decía que ningún esclavo querría ser tratado como él se trataba a sí mismo. Llevaba siempre la misma capa, y era tremendamente austero en cuanto a comida y bebida.
Fue el verdadero iniciador de la filosofía en cuanto que le dio su objetivo primordial de ser la ciencia que busca en el interior del ser humano. El método de Sócrates era dialéctico. Sócrates describió el alma como aquello en virtud de lo cual se nos califica de sabios o de locos, buenos o malos, una combinación de inteligencia y carácter.
Tuvo gran influencia en el pensamiento occidental, a través de la obra de su discípulo Platón.
Creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, por lo tanto, pasó la mayor parte de su vida de adulto en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle, a quienes solía responder mediante preguntas. Privilegió un método, al cual denominó mayéutica, es decir, lograr que el interlocutor descubra sus propias verdades.
Fue obediente con las leyes de Atenas, pero evitaba la política. Creía que podría servir mejor a su país dedicándose a la filosofía. No escribió ningún libro ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre sus enseñanzas se extrae de la obra de Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro. Platón describió a Sócrates detrás de una irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática.
La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud; y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien actuarán de manera justa. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y la búsqueda de definiciones generales. En este sentido influyó en sus discípulo Platón y, a través de él, en Aristóteles.
Otro pensador y amigo influenciado por Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía. Sócrates también fue maestro de Arístipo, que fundó la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que surgió la filosofía más elevada de Epicuro. Tanto para los estoicos como el filósofo griego Epicteto, para el filósofo romano Séneca el Viejo como para el emperador romano Marco Aurelio, Sócrates representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior.
Biografía.
Nació en la Atenas, donde vivió durante los dos últimos tercios del siglo V a.C. Fue hijo de Sofronisco, de profesión cantero, y de Fainarate, comadrona, emparentados con Arístides el Justo.
Según Plutarco, cuando Sócrates nació su padre recibió del horóscopo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire.
Desde muy joven, llamó la atención de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, además de la fina ironía
con la que salpicaba sus conversaciones con los ciudadanos jóvenes
aristocráticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en
opiniones populares, aunque muy a menudo él no les ofrecía ninguna
enseñanza. Tuvo por maestro al filósofo Arquelao quien lo introdujo en las reflexiones sobre la física y la moral.
Se casó con Xantipa
(o Jantipa), que era de familia noble. Según una tradición, trataba muy mal al filósofo, aunque Platón decia que era una relación normal e incluso buena entre los dos.
Su inconformismo lo impulsó a oponerse a la ignorancia popular y al
conocimiento de los que se decían sabios, aunque él mismo no se
consideraba un sabio, aún cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le preguntó al horóscopo de Delfos si había alguien más sabio que Sócrates, y la Pitonisa le contestó que no había ningún griego más sabio que él. Al escuchar lo sucedido, Sócrates dudó del horóscopo, pero se dio cuenta de que en realidad creían saber más de lo
que realmente sabían. Sócrates era consciente tanto de la
ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Interrogaba
a la gente para luego poner en evidencia la incoherencia de sus
afirmaciones; a esto se le denominó «ironía socrática», la cual queda expresada con su célebre frase «Sólo sé que no sé nada». Su más grande mérito fue crear la mayéutica,
método inductivo que le permitía llevar a sus alumnos a la resolución
de los problemas que se planteaban por medio de hábiles preguntas cuya
lógica iluminaba el entendimiento. Según pensaba, el conocimiento y el
autodominio habrían de permitir restaurar la relación entre el ser
humano y la naturaleza.
La sabiduría de Sócrates consiste en revisar los conocimientos que se tienen y a
partir de ahí construir conocimientos más sólidos.
Esto le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo
sofista, y es un singular ejemplo de unidad entre teoría y conducta,
entre pensamiento y acción. Sostenia que la virtud es conocimiento y el
vicio ignorancia.
El poder de su horóscopo y su facultad de expresión pública eran su fuerte para conseguir la atención de las personas.
Sócrates no escribió ninguna obra porque creía que cada uno debía
desarrollar sus propias ideas. No
resulta fácil conocer cuál fue el verdadero pensamiento de Sócrates.
Muerte.
El envenenamiento por cicuta era un método empleado habitualmente por los griegos para ejecutar las sentencias de pena de muerte. Sócrates fue juzgado y, declarado culpable, cumplió esta pena en el año 399 a. C.
Murió a los 70 años de edad. Según relata Platón en la Apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir.
A su muerte surgen las escuelas socráticas, la Academia Platónica, las menores, dos de moral y dos de dialéctica, que tuvieron en común la búsqueda de la virtud a través del conocimiento de lo bueno.
Platón no pudo asistir a los últimos instantes y éstos fueron reconstituidos en el Fedón, según la narración de varios discípulos.
El Juicio.
Aunque durante la primera parte de su vida fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió sin embargo la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba la nueva postura que tomó frente al Estado ateniense y la religión establecida, principalmente en contra de las creencias metafísicas de Sócrates, que planteaban una existencia etérea sin el consentimiento de ningún dios como figura explícita. Fue acusado en el 399 a. C. de despreciar a los dioses y corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia.
La Apología de Platón recoge lo esencial de la defensa de Sócrates en su propio juicio; una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría. Cuando, de acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte del tribunal proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica, enfadó tanto al jurado que éste volvió a votar a favor de la pena de muerte por una abultada mayoría. Los amigos de Sócrates planearon su huida de la prisión pero prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días con sus amigos y seguidores, como queda recogido en la obra Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia bebiendo una copa de tósigo preparado con cicuta siguiendo el procedimiento habitual de ejecución "suicida".
La Apología de Platón recoge lo esencial de la defensa de Sócrates en su propio juicio; una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría. Cuando, de acuerdo con la práctica legal de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte del tribunal proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un hombre dotado de una misión filosófica, enfadó tanto al jurado que éste volvió a votar a favor de la pena de muerte por una abultada mayoría. Los amigos de Sócrates planearon su huida de la prisión pero prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus últimos días con sus amigos y seguidores, como queda recogido en la obra Fedón de Platón, y durante la noche cumplió su sentencia bebiendo una copa de tósigo preparado con cicuta siguiendo el procedimiento habitual de ejecución "suicida".
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